Se están llevando a cabo
investigaciones para obtener un mejor aprovechamiento del carbón, como son la
gasificación del carbón o la aplicación de máquinas hidráulicas de arranque de
mineral y de avance continuo, que permiten la explotación de yacimientos de
poco espesor o de yacimientos en los que el mineral se encuentra demasiado
disperso o mezclado.
El modelo energético actual se basa
mayoritariamente en el consumo de combustibles fósiles para el transporte y la
generación de energía eléctrica.
Hoy en día, dos factores ponen en entredicho
la supervivencia de este modelo, en pie desde comienzos del Siglo XX. Dichos
factores son el agotamiento de las reservas de combustible y el calentamiento global.
Según la teoría de Pico de Hubbert el agotamiento de las reservas de petróleo
y gas natural podría ser un hecho antes de que acabase el presente Siglo XXI.
El
primero de los sistemas mencionados consiste en inyectar oxígeno en el
yacimiento, de modo que se provoca la combustión del carbón y se produce un gas
aprovechable para la producción de energía eléctrica mediante centrales
instaladas en bocamina.
El
segundo, en lanzar potentes chorros de agua contra las vetas del mineral, lo
que da lugar a barros de carbón, los cuales son evacuados fuera de la mina por medios de tuberías.
Los
científicos cada vez son más y grupos de opinión que alertan sobre el comienzo
de un período de calentamiento global asociado al incremento de emisiones de
gases de efecto invernadero. Aun cuando todavía no hay acuerdo sobre la
inminencia y el alcance de ambos problemas, existe un consenso generalizado
sobre el hecho de que tarde o temprano, el ser humano deberá de dejar de
utilizar los combustibles fósiles como su principal fuente de energía primaria
y decantarse por fuentes más seguras, abundantes y menos dañinas para el medio ambiente
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